miércoles, 2 de abril de 2014

Actualidad: Keith Haring vuelve a Barcelona

Una réplica de su mural de 1989 se reconstruye junto al Macba


El artista Keith Haring tardó cinco horas en crear esta obra en la que una gran serpiente de color rojo (como la sangre) oprimía una jeringa. Justo debajo de su obra colocó su nombre: sida. A la izquierda, cuatro individuos huyen, mientras otros dos, con forma de tijera, cortan el animal y un tercero le coloca un preservativo. En el centro, tres figuras se tapan ojos, oídos y boca, ignorando la enfermedad, mientras a la derecha escribió un mensaje: “Todos juntos podemos parar el sida” y colocó su firma.
El muro y la pintura se mantuvo en pie hasta que los agentes humanos y atmosféricos y la intensa renovación arquitectónica de Barcelona en los noventa se lo llevó por delante. Por suerte, antes de desaparecer, en diciembre de 1992, —tras las quejas de admiradores del artista como Nazario o Vicenç Bernat—, el Ayuntamiento de Barcelona, de acuerdo con la Keith Haring Foundation, lo calcó a escala real.
Ahora, 25 años después se ha reproducido en la plaza Joan Coromines, junto al Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba), que ha conservado el calco, además de muestras de color.
El 27 de febrero del corriente año, durante la inauguración de la réplica, se recordó la presencia del artista en Barcelona y la pervivencia y actualidad de su mensaje. Ferran Pujol, presidente de Hispanosida explicó lo importante que fue para él ver que alguien hablaba del sida de forma abierta: “Me diagnosticaron el VIH en 1986, en un momento en el que era un gran estigma, que incluso llevaba a que los portadores nos evitáramos. El mural fue un aliento de aire fresco. Por eso, cuando vi en la tele que estaba pintándolo no dudé en venir a verlo”, explicó Pujol.
Por su parte, el consejero de Cultura, Ferran Mascarell, responsable entonces de Cultura en el Ayuntamiento barcelonés, recordó la celeridad con que se concedieron los permisos, para que realizara la obra antes de volver a Nueva York. “Esta obra hizo evidente que existía el sida y que se podía hablar de la enfermedad; demostró que el graffiti no era ensuciar las paredes y lanzó el mensaje de que la vida se puede cambiar a través del arte”.

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